¿Piensas que en la industria publicitaria está llena de ideas innovadoras? Piensa de nuevo. Según Michael Farmer, CEO de Farmer & Company y consultor publicitario desde hace 25 años, lo que alguna vez fue “una de las industrias más glamorosas y gratificantes se ha convertido en una clase de ‘taller clandestino’ para los trabajadores”
De ahí proviene
Madison Avenue Manslaughter, (Masacre humana en la Avenida Madison) El Nuevo libro de Farmer que describe -con constantes y meticulosos detalles-la decadencia de la industria publicitaria y de los ejecutivos de agencia que no saben escuchar y que por ende están llevando su propio negocio hacia la tabla de cortar.
La semana pasada, Farmer y yo estuvimos en un panel para Mediapost, discutiendo lo frágil que se han vuelto las relaciones agencia-cliente. Fue una de las discusiones más sinceras de las que formé parte. No es común que la gente apunte directamente contra la realidad que existe detrás de la fachada de la Avenida Madison.
¿Entonces cómo ocurrió esto? ¿Cómo sucedió que los amados publicistas de América pasaron de tener tanto dinero a apenas poder aferrarse a él.
1. Un anticuado modelo de compensación que reduce los costos.
“En los viejos tiempos”, explica Farmer, “las agencias cobraban una comisión del 15 % por los medios.” (Eso significa que podían dirigir sus clientes hacia los medios más caros y hacer una fortuna.) Sin embargo, en 1980, cuando se volvió fuera de control, las marcas se dieron cuenta por lo que a las agencias se le comenzó a pagar una tarifa plana por el mismo trabajo. Frecuentemente, esa tarifa era calculada según la cantidad de personas asignadas a un cliente. Solo bastaba sumar el total de sus salarios, beneficios y un extra, y las agencias podían continuar con su negocio habitual.
Salvo que las cosas no continuaron como lo habitual. “Cada vez que compras horas,” dice Farmer, “hay chance de comprarlas más baratas.” Mientras que la publicidad se volvía cada vez más fragmentada y complicada debido a la revolución digital, un mercado saturado de agencias comenzaron a competir entre ellas por la misma cantidad de trabajo, haciendo que disminuyan los honorarios.
Además, el precio por hora no tiene sentido en este tipo de trabajo. Si encuentras ratas en tu ático, ¿a quién le importa lo que un exterminador cobra por hora? ¡Te interesa saber lo que cobra para deshacerse de esas ratas! De igual manera, los líderes de marcas-especialmente los CMO- necesitan un socio que pueda ayudarlos a alcanzar metas específicas en finanzas. Una precio por hora no les dice mucho acerca de lo que la agencia puede o no puede lograr.
2. Las agencias están trabajando más que nunca
A pesar de la reducción de honorarios, a las agencias se les está pidiendo que se ocupen más y más de los problemas de marketing. Hace diez años, las agencias se
ocupaban de las gráficas, radio y televisión- ahora se espera que sean expertas en marketing tradicional, social, digital, programática, influencers, de e-mail, publicidad nativa…y prácticamente todo lo que te puedas imaginar.
“Debido a que las agencias (propiedad de holdings) tienen que generar alguna ganancia, se están achicando cada año,” dice Farmer. “Asi que están trabajando más, pero con menos, es decir más Juniors cuando la necesidad de rentabilidad por parte de sus clientes nunca había sido tan grande. Como resultado, están destruyendo su potencial a una tarifa predecible.
3. Las agencias no saben cómo medir lo que hacen
Las agencias están atascadas trabajando de más con tarifas cada vez más chicas porque
muchas veces, no saben cómo cuantificar los resultados que obtuvieron en una manera significativa y medible. Ya escribí acerca de esto, poniendo de ejemplo a la joyería Alex & Ani. Como sus agencias no lograban comprender de dónde provenía el drástico crecimiento de la compañía, el antiguo CMO Ryan Bonifacino recurrió a contratar a varios profesionales con doctorados por sus servicios e insights. Y créelo, ni lo dudó cuando tuvo que firmar esos cheques. Las marcas no tienen ningún problema invirtiendo en crecimiento. De hecho, he tenido ejecutivos de Marketing que me han mirado a los ojos y me han dicho, “cuando puedas demostrar de manera analítica que el dinero que gasto en ti me proporciona una ganancia, entonces tendré un presupuesto ilimitado.”
Pero ese es el problema. El tradicional “mix de marketing” es defectuoso. Es un detalle en el tiempo, generalmente recopilado tiempo después de que una campaña este completa, y pocas veces toma en cuenta lo que sucede antes de que pasar la tarjeta. Los publicistas que se dedican a lo online son los culpables de ese pobre análisis. Solo porque haga click en un link y compre un producto, no quiere decir que Facebook es la única razón por aquella compra. A lo mejor vi un comercial en televisión o escuche hablar a una amiga de ello, o vi a otra persona usando esos mismos zapatos, y por eso los quise para mí. Para poder entender realmente el impacto de nuestro marketing, necesitamos mejores herramientas.
Por demasiado tiempo, las agencias de publicidad han evitado el negocio analítico. En su lugar, están interesados en la creatividad y embobados con ganar premios. Como lo expresa Farmer, “las agencias continúan a aferrarse a la noción de que los clientes quieren creatividad y servicio, pero lo que los clientes realmente quieren es que aumente el valor de la empresa.
Los ejecutivos de agencias han sido completamente sordos a la economía.”
La creatividad sigue siendo importante, pero a menos que puedas centrar la discusión en datos medibles y en resultados, tu idea creativa no vale nada. Es por eso que odio el tradicional término AOR – (Agency of Record) ¿Agencia de medios? ¿Qué significa eso? Para sobrevivir en el futuro las agencias deben volverse Agencias de Retorno. Para lograrlo, tienes que estar preparado a medir todo lo que haces, y tener una mirada honesta acerca de tus resultados.
4. Las agencias le temen a no ser relevantes
Este es el punto crucial del problema. A medida que los honorarios se han reducidos, la carga de trabajo ha aumentado, y la medición se ha vuelto más compleja, las nuevas agencias surgidas del legado de otras están siendo apartadas de la ecuación. Las marcas están volcándose bastante al trabajo creativo interno o se lo dan a trabajadores freelance o
a agencias boutique, “Proyecto por Proyecto, y no relación por relación”.
No debería sorprenderle a nadie. Las marcas tienen accionistas a quien deben reportarse; necesitan ayuda llevando un negocio adelante. Y aquella leve falta de confianza, esa disposición a tomar trabajo por honorarios más bajos y agotar a los propios empleados y cuestionar tu propia habilidad… se está convirtiendo en una profecía de auto cumplida.
“He escrito un libro que registra la verdad acerca de las cosas. Pero estoy convencido de que no cambiará la manera en la que operan los ejecutivos de estos inmensos holdings. Y eso es una gran desilusión.” Dice Farmer.
“Los ejecutivos de estas grandes agencias de alguna manera continúan a obtener hasta la más mínima ganancia en las condiciones de estos ‘talleres clandestinos’, y obtienen grandes bonificaciones por hacerlo. Todos rezan para que se jubilen antes de que el sistema entero estalle.”
¿Pero si nosotros lo hacemos estallar primero?
Unirse a la industria en contra de gigantescas agencias como BBDO, Ogilvy, Grey y McCann no es para cobardes. A pesar del lío que existe detrás de la cortina – un lío que Farmer ha puesto al descubierto de una manera muy clara- las agencias continúan sobreviviendo, sumándole más trabajo a sus baldes con filtraciones. Pero la puerta está abierta. La situación ha avanzado demasiado como para que los jóvenes e impredecibles rebeldes revienten el sistema y hagan algo completamente diferente.
Podemos comenzar cobrando por nuestras soluciones en vez de por nuestras horas.
Podemos trazar muy claramente un camino al éxito para que los clientes no nos saturen con trabajo que no esperábamos- trabajo que no conduce a una ganancia para el cliente. Podemos hacer uso de la tecnología disponible para medir resultados, entender nuestro progreso con exactitud y probar nuestro valor. Podemos sostener con seguridad que si estamos dispuestos a resolver problemas y ayudar a nuestros clientes con sus negocios-nuestro valor es indudablemente grande.
NO ES EL FIN DE LA PUBLICIDAD, SINO DE LAS AGENCIAS